Por José Ricardo Alzate
Elenco: Hamilton Baena, Ana María Otálvaro, José Félix Londoño
Dramaturgia y dirección: José Félix Londoño
Basada en textos de Gonzalo Arango
Iluminación y sonido: Tatiana Restrepo
Producción general: Teatro El Trueque
Si bien Teatro El Truque ha montado una variedad amplia de autores y líneas dramáticas, que van desde Bukowski hasta Carrasquilla, pasando por Wilde y Nabokov, hay una característica común entre todas sus obras: tienen una historia.
“Pasajero a Betania” no es la excepción: plantea un espacio, un tiempo y una narración, que tiene su lógica, desde un inicio, pasando por un nudo, hasta su desenlace, en lo que se conoce como “estructura aristotélica”. Siempre lo he visto en las obras que he podido apreciar de ellos y además valoro profundamente su compromiso de contar historias desde la escena, cosa que hace muy cercano su teatro a todo tipo de públicos.
Gonzalo Arango, con la escritura de su “Manifiesto Nadaísta”, fundaría uno de los movimientos literarios e intelectuales más vanguardistas e influyentes de nuestra historia cultural, imponiendo entre los inconformes de la época la famosa consigna "no dejar una fe intacta ni un ídolo en su sitio". Aunque el fundador del Nadaísmo luego se alejara de éste, siempre se le reconoció su paternidad. Murió a los 44 años en un accidente de auto entre Tunja y Bogotá, por el mes de septiembre de 1976.
Aunque pudimos llegar a pensarlo, “Pasajero a Betania” no se trata de la historia de Gonzalo Arango, sino de una obra construida a partir de sus textos y que lo tienen a él como personaje principal de la trama.
José Félix Londoño, quien además de dirigir y escribir la obra, actúa en el papel de Gonzalo Arango, ofrece una versión muy personal de quien fuera el profeta del Nadaísmo, una interpretación más congraciada con el rol de hijo que con la de incendiario y escandalizador de la sociedad y las buenas costumbres del Medellín de los 60. Creo que esta postura, de un Gonzalo Arango más vulnerable y humano, obedece a que el texto primordial de la obra es precisamente el poema “A mi padre” y desde este, es de donde se desprenden varias vetas que van a desarrollarse, como cuentos sueltos, en la escena.
“Pasajero a Betania” es una pieza teatral que desde su propuesta dramatúrgica da la impresión de querer abarcar una buena cantidad de la obra literaria del personaje, por lo que en ciertos apartes la historia central puede parecer forzada. Muchos de los textos de Gonzalo Arango son solo esbozados, unos pocos desarrollados con más amplitud, lo que ofrece un panorama muy amplio del personaje, que solo profundiza en ciertos aspectos, que son más humanos que literarios, como por ejemplo en la relación con su padre y con el oficio de escribir.
Hay que aclarar que tampoco es una obra sobre el Nadaísmo, más allá del personaje y alguno que otro texto o una breve alusión en el final, la obra trata de otros aspectos de Gonzalo Arango. Con cierto corte tragicómico, un poco de absurdo y de teatro dentro del teatro, “Pasajero a Betania” es un acercamiento básico al personaje de Gonzalo Arango, una especie de homenaje a su memoria, desde una visión muy personal de su director.
Es una pieza de solo tres actores y que, a ojo de productor, parece montada para que pueda ser representada fácilmente en cualquier tipo de lugar. Destaco que cuenta con un manejo muy claro de la iluminación y de los recursos sonoros, que dan cuenta de espacios, separaciones y cambios muy claros entre escenas.
Opinión de la invitada
A esta función me acompañó Sara Manuela Graciano. Ella es estudiante de último semestre de Ciencia política, tiene 20 años y comparto muchas de sus opiniones, a mi modo de ver, muy acertadas sobre esta obra. Esto es lo que piensa sobre “Pasajero a Betania” (ALERTA DE SPOILER):
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