Cuando se trata de cine, hay días en los que uno tiene ganas
de ver algo como “Inception” o de darle una repasada a “El Padrino”. Pero
también hay otros, tipo domingo por la tarde, en que preferimos cualquier comedia
romántica con Ryan Reynolds o que nos cae mejor un poco de humor británico.
Tratándose de teatro nos engañemos: hay días en que no estamos
de ánimo para una tragedia isabelina, sobre todo después de una jornada laboral
de mierda o de botar el celular en un taxi luego de discutir con la mamá. Para
esos días es que existen obras como “Mujeres en el baño”.
Esta obra, llevada a escena por Teatriados, fue escrita por
la argentina Mariela Asensio en 2008, una
dramaturga contemporánea que hace relativamente poco emergió del circuito
independiente de Buenos Aires, para llegar a los teatros de la Avenida
Corrientes, esa calle donde los colombianos nos tomamos foto con el Obelisco de
fondo, pero que es en realidad el gran boulevard del teatro comercial en la
capital Argentina. Sí, algunos dramaturgos aún no han muerto, tienen menos de
40 y son chicas muy guapas.
La versión de “Mujeres en el baño” de Teatriados fue
dirigida por Diego Saldarriaga y lleva ya dos años en el repertorio del grupo. Fui
el pasado sábado 11 de julio a ver esta función solo, porque la invitada me dejó plantado, quedando
ahí, a mi suerte, con cuatro mujeres en
un baño y una sala llena, a reventar de público. Después de los tres timbres de
rigor hacen su entrada triunfal los cuatro actores, en el papel de las
protagonistas, y es ahí cuando crees estar en un show drag queen, pero es solo una falsa percepción, más operada por el
prejuicio. Al cabo de unos minutos, cuando
ya la mariconada queda superada, estás frente a cuatro mujeres increíbles,
con historias sencillas y divertidas, una que otra muy extraña, pero sobre todo
con algo para contarnos.
Un punto fuerte de esta obra son los personajes. Si bien hay
arquetipos que fundamentan la creación de estos, lo cierto es que no son un
cliché, no del todo: hay drama, se sufre un poco, se ríe mucho y se comparte la
intimidad de esta habitación a través de cuatro historias bien hiladas por la
música y las luces.
La seriedad en la actuación de estas chicas (o chicos, qué
más da) y los contrastes en los personajes están además bien adornados: el
vestuario y el maquillaje tienen muy buen acabado y dan el toque necesario para
hacer más creíble la representación. La
escenografía de la obra es poca pero suficiente. Tal vez (y aquí viene uno de
los “peros”) los cambios de luz entre acto y acto fueron muy rápidos, algo así
como de discoteca, y aunque no fue nada que llegara a arruinar una escena si
tienen mucho por aprovechar en estos lapsus.
Hay muchas maneras de hacer comedia contemporánea en la que
es muy posible ser ridículo o caer en fórmulas facilistas. Sé que pensarán que
cuatro hombres disfrazados de mujeres es precisamente eso, fácil y ridículo, pero
lo que quiero decir es que estos chicos hicieron difícil lo que parece fácil: lograron
convencernos de que son mujeres, sin ser tan extravagantes y nunca se salieron
de sus personajes. La clave está en que el discurso es femenino y los actores
han sabido retratar sus matices, evitando parecer que ridiculizan a las mujeres
que interpretan, siendo cada uno de ellos su propia versión de mujer.
El segundo “pero” (son solo tres) no tiene que ver con la
obra en si, sino con el espacio escénico. Si bien la sede que tienen les basta
y sobra, creo que el nivel de producción
de Teatriados, sus terminados en escenografía y atrezo, además del
convencimiento que imponen en la representación, les van pidiendo una sala un
poco más holgada, no tanto para ellos, que son capaces de montar una obra hasta
en un hueco de la pared, sino más amplia para la visual del público, que siempre
ve hacia un espacio muy corto para la actuación, sea a lo ancho o de fondo.
El tercer y último “pero” es que no dan programa de mano ni
hay una ficha técnica de la obra disponible en ningún lado, cosa útil para poder
saber quienes son los actores del elenco o al menos para que ellos puedan dar
las gracias a Luz Marina y su equipo de trabajo.
Por otra parte, creo que hay que destacar que, a pesar de su
escenario estrecho, es una sala cómoda, agradable, que se preocupa por dar buen
servicio y atención: otras cosas que nada tienen que ver con la obra, pero que
hacen de ir a Teatriados una buena experiencia en el global: si no te gusta una
obra, la comida sí es muy buena.
“Mujeres en el baño” la recomiendo para quienes quieran ver
una comedia, que sin ser muy light, invite a un poco a la reflexión sobre lo
que es femenino y masculino, sobre la
cotidianidad y el desamor, pero sobre todo, la recomiendo para quien necesite
reírse, quitarse un mal día de encima o quien quiera hacerle un gran cierre a
una buena jornada. También para quien desee ver un teatro de corte comercial,
aún con cierto aire independiente, que tiene algo más que solo buscar la
risa fácil.
Ahora estrenan nueva obra: “El Claustro”, que promete seguir
con la misma veta cómica de su teatro y de la exploración de este tipo de
montajes. Estará en temporada hasta el 26 de septiembre. Lo bueno es que
se puede reservar por su página web.
Como la invitada no fue, se perdió del famoso “combo
teatral” de Teatriados. Aquí les dejo una mala foto de la hamburguesa que me
comí y que viene incluida con la entrada, a un precio especial para
quien le interese. Te la perdiste María Fernanda.
El famoso combo teatral de @Teatriados. Aquí #twitteatreando para ver "Mujeres en el baño". Ñam... pic.twitter.com/rU8kChdTXy
— Jose Ricardo Alzate (@voypateatro) julio 5, 2015
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