sábado, 22 de agosto de 2015

Sobre “Mujeres en el baño” de Teatriados


"Mujeres en el baño" Foto de Teatriados.

Cuando se trata de cine, hay días en los que uno tiene ganas de ver algo como “Inception” o de darle una repasada a “El Padrino”. Pero también hay otros, tipo domingo por la tarde, en que preferimos cualquier comedia romántica con Ryan Reynolds o que nos cae mejor un poco de humor británico.

Tratándose de teatro nos engañemos: hay días en que no estamos de ánimo para una tragedia isabelina, sobre todo después de una jornada laboral de mierda o de botar el celular en un taxi luego de discutir con la mamá. Para esos días es que existen obras como “Mujeres en el baño”.

Esta obra, llevada a escena por Teatriados, fue escrita por la argentina Mariela Asensio en 2008, una dramaturga contemporánea que hace relativamente poco emergió del circuito independiente de Buenos Aires, para llegar a los teatros de la Avenida Corrientes, esa calle donde los colombianos nos tomamos foto con el Obelisco de fondo, pero que es en realidad el gran boulevard del teatro comercial en la capital Argentina. Sí, algunos dramaturgos aún no han muerto, tienen menos de 40 y son chicas muy guapas.

La versión de “Mujeres en el baño” de Teatriados fue dirigida por Diego Saldarriaga y lleva ya dos años en el repertorio del grupo. Fui el pasado sábado 11 de julio a ver esta función solo, porque la invitada me dejó plantado, quedando ahí,  a mi suerte, con cuatro mujeres en un baño y una sala llena, a reventar de público. Después de los tres timbres de rigor hacen su entrada triunfal los cuatro actores, en el papel de las protagonistas, y es ahí cuando crees estar en un show drag queen, pero es solo una falsa percepción, más operada por el prejuicio. Al cabo de unos minutos, cuando  ya la mariconada queda superada, estás frente a cuatro mujeres increíbles, con historias sencillas y divertidas, una que otra muy extraña, pero sobre todo con algo para contarnos.

Un punto fuerte de esta obra son los personajes. Si bien hay arquetipos que fundamentan la creación de estos, lo cierto es que no son un cliché, no del todo: hay drama, se sufre un poco, se ríe mucho y se comparte la intimidad de esta habitación a través de cuatro historias bien hiladas por la música y las luces.

La seriedad en la actuación de estas chicas (o chicos, qué más da) y los contrastes en los personajes están además bien adornados: el vestuario y el maquillaje tienen muy buen acabado y dan el toque necesario para hacer más creíble la representación. La escenografía de la obra es poca pero suficiente. Tal vez (y aquí viene uno de los “peros”) los cambios de luz entre acto y acto fueron muy rápidos, algo así como de discoteca, y aunque no fue nada que llegara a arruinar una escena si tienen mucho por aprovechar en estos lapsus.

Hay muchas maneras de hacer comedia contemporánea en la que es muy posible ser ridículo o caer en fórmulas facilistas. Sé que pensarán que cuatro hombres disfrazados de mujeres es precisamente eso, fácil y ridículo, pero lo que quiero decir es que estos chicos hicieron difícil lo que parece fácil: lograron convencernos de que son mujeres, sin ser tan extravagantes y nunca se salieron de sus personajes. La clave está en que el discurso es femenino y los actores han sabido retratar sus matices, evitando parecer que ridiculizan a las mujeres que interpretan, siendo cada uno de ellos su propia versión de mujer.

El segundo “pero” (son solo tres) no tiene que ver con la obra en si, sino con el espacio escénico. Si bien la sede que tienen les basta y sobra, creo que el nivel de producción de Teatriados, sus terminados en escenografía y atrezo, además del convencimiento que imponen en la representación, les van pidiendo una sala un poco más holgada, no tanto para ellos, que son capaces de montar una obra hasta en un hueco de la pared, sino más amplia para la visual del público, que siempre ve hacia un espacio muy corto para la actuación, sea a lo ancho o de fondo.

El tercer y último “pero” es que no dan programa de mano ni hay una ficha técnica de la obra disponible en ningún lado, cosa útil para poder saber quienes son los actores del elenco o al menos para que ellos puedan dar las gracias a Luz Marina y su equipo de trabajo.

Por otra parte, creo que hay que destacar que, a pesar de su escenario estrecho, es una sala cómoda, agradable, que se preocupa por dar buen servicio y atención: otras cosas que nada tienen que ver con la obra, pero que hacen de ir a Teatriados una buena experiencia en el global: si no te gusta una obra, la comida sí es muy buena.

“Mujeres en el baño” la recomiendo para quienes quieran ver una comedia, que sin ser muy light, invite a un poco a la reflexión sobre lo que es femenino y masculino, sobre la cotidianidad y el desamor, pero sobre todo, la recomiendo para quien necesite reírse, quitarse un mal día de encima o quien quiera hacerle un gran cierre a una buena jornada. También para quien desee ver un teatro de corte comercial, aún con cierto aire independiente, que tiene algo más que solo buscar la risa fácil.

Ahora estrenan nueva obra: “El Claustro”, que promete seguir con la misma veta cómica de su teatro y de la exploración de este tipo de montajes. Estará en temporada hasta el 26 de septiembre. Lo bueno es que se puede reservar por su página web.

Como la invitada no fue, se perdió del famoso “combo teatral” de Teatriados. Aquí les dejo una mala foto de la hamburguesa que me comí y que viene incluida con la entrada, a un precio especial para quien le interese. Te la perdiste María Fernanda.



No hay comentarios:

Publicar un comentario